“Nuestros éxitos y fracasos van y vienen –ellos ni nos definen ni determinan nuestro valor.” – Kristin Neff

Si eres como yo, y como la mayoría de seres humanos, seguramente alguna vez en tu vida te has sentido inadecuada, incapaz o simplemente mal con cualquier aspecto de tu vida porque no cumples con los estándares de belleza y éxito que ves en los medios de comunicación y en las redes sociales.

Si hemos dudado por mucho tiempo de nuestras habilidades y de lo que somos capaces de lograr, es importante comenzar por crear nuevos hábitos. Hábitos que fortalezcan la autoconfianza.

¿Por qué es importante cultivar una gran confianza en ti?

Tener una gran confianza en ti es crítica para moverte y avanzar con mayor facilidad en la vida. Creer en ti hace una gran diferencia porque si crees que puedes, harás todo lo necesario para que así sea. Pero si no, ni siquiera lo intentarás.

Cuando crees en ti:

• Tienes mayor entusiasmo y motivación para llevar a cabo tus planes.
• Tienes una gran certeza o fe en la vida incluso cuando las cosas se ponen complicadas.
• Sientes gratitud por lo que eres, por lo que has hecho y por lo que tienes. También estás agradecida por las personas y todo lo que hay a tu alrededor.
• Tomas tus propias decisiones sin pedir permiso.
• Transmites tanta confianza que los demás creen en ti.

¿Cómo podemos cambiar esos hábitos de inseguridad tan arraigados?

Estamos tan programados que pensamos que como habitualmente respondemos a las situaciones diarias es la única opción que tenemos. Pero según los estudios, podemos crear nuevos hábitos y mantenerlos para que apoyen de una forma positiva nuestras intenciones de vida.

¿Cómo hacerlo? Ayudándonos de la neuroplasticidad (o plasticidad del cerebro). Esto se refiere a la capacidad que tiene el cerebro para adaptarse y continuar cambiando como producto de la experiencia, creando nuevas conexiones de células cerebrales (o circuitos neuronales). 

Esto quiere decir que, aunque sabemos lo difícil que es cambiar patrones de pensamiento y comportamiento, realmente podemos apoyarnos en la neuroplasticidad para cambiar rutinas perjudiciales por nuevos y saludables hábitos. Cada paso que des a diario, cuenta. El cambio es posible.

Según los estudios hay dos prácticas que ayudan en gran medida a crear y mantener cambios porque favorecen la creación de nuevos caminos neuronales. Estoy hablando de mindfulness y de la compasión.

Mindfulness se puede definir como atención o consciencia plena en el momento presente sin juzgar la experiencia. Con mindfulness aprendemos a ver claramente nuestros patrones mentales y de comportamiento de tal forma que, antes de reaccionar como lo hacemos habitualmente, desarrollamos la capacidad de tomar un mejor curso de acción para responder más sabiamente.

Con compasión aprendemos a trabajar de una forma más efectiva con nuestra crítica interna. Según los estudios realizados en las últimas décadas, por grandes exponentes en este campo como Kristin Neff & Christopher Germer, se trata de mirar con compasión las cualidades dentro de nosotros que no nos hacen sentir bien: esa sensación de no ser lo suficiente, de no ser capaces o todo aquello que nos estanca. De esta manera, podemos cultivar la autoaceptación y autoconfianza.

El siguiente ejercicio incluye ambas prácticas: Mindfulness y Compasión. Con solo 10 minutos de práctica regular diaria puedes notar los beneficios.